Tienes un servicio de atención psicológica a tu disposición para escucharte y ayudarte
Tienes un servicio de atención emocional y psicológica a tu disposición para escucharte y ayudarte.
Convivir con una enfermedad reumática, como puede ser la Artritis Reumatoide o la Espondilitis Anquilosante, entre muchas otras, no es nada fácil ya que implica lidiar con muchos miedos y muchos cambios, no es sólo dolor físico. Además, este tipo de enfermedades afectan a todas las áreas de nuestra vida, la social, la laboral, la familiar…y eso nos puede provocar un desajuste emocional importante. Por este motivo, a veces, el sufrimiento, la ansiedad o la angustia son tan intensos que nos bloquean y afectan en cómo seguir con nuestra propia vida porque no sabemos cómo gestionar todo lo que nos está sucediendo. Por eso, contar con un apoyo es crucial para poder superar nuestro malestar psicológico.
Entonces, si llegados a este punto no sabemos por dónde tirar ni qué hacer para encontrarnos mejor, es momento de acudir a un/a psicólogo/a. Un/a profesional que nos ayudará a identificar el origen del problema, nos podrá sostener en estas circunstancias tan difíciles y nos facilitará las herramientas necesarias para poder gestionar nuestro dolor y poder continuar con nuestra vida. Iniciar un proceso terapéutico no es sencillo, pero esto nos conducirá a tener un mayor autoconocimiento, a potenciar nuestras habilidades y a poder encontrar las fuerzas necesarias para salir adelante.
¿TE ENCUENTRAS CON ALGUNA DE ESTAS SITUACIONES?
- No tienes ganas de hacer nada, no tienes ningún tipo de motivación ante la vida
- Estás irritable, por cualquier cosa saltas
- Eres incapaz de tomar decisiones, incluso temas cotidianos
- Encuentras dificultades para realizar tareas diarias y para seguir con tu día a día
- Tienes pensamientos negativos que te invaden, incluso pueden llegar a ser muy intensos y destructivos
- Sufres de ataques de pánico: taquicardia, sensación de falta de aire, hiperventilación, sensación de desmayo, pensamiento de que “de esta no salgo”…
- Tienes problemas de sueño, no logras conciliar el sueño rápidamente y/o tienes despertares frecuentes, o directamente no puedes dormir
- No tienes apetito, tus horarios de comida son irregulares
- Buscas distracciones para evadirte de la realidad
- Te aislas socialmente, desconectas de la gente de tu alrededor